Todo Poderoso y Leibniz podrían parecer mundos opuestos: qué relación puede haber en una comedia del año 2003 y las afirmaciones de un filósofo del siglo XVIII.
Sin embargo, la película protagonizada por Jim Carrey como Bruce Nolan, no sólo plantea el dilema filosófico leibniziano, sino que toma partido y lo responde: ¿Es este el mejor de los mundos posibles? Dios, al elegir entre los mundos posibles, ¿eligió el mejor? Desde el humor, la película plantea una pregunta que ha recorrido siglos de pensamiento: si tuvieras el poder de Dios, ¿podrías hacer un mundo mejor? Este dilema no es solo teórico. La película lo encarna en una historia concreta.

Resumen breve de Todo Poderoso (Bruce Almighty)
En Todo Poderoso, Bruce Nolan es un periodista insatisfecho con su vida. Cansado de sus frustraciones, culpa a Dios por sus desgracias que se pueden resumir en: problemas laborales, eventos desafortunados y discusiones de pareja. Para su sorpresa, Dios (Morgan Freeman) le da sus poderes durante una semana y así demostrar que él puede hacerlo mejor. Pero al cabo de unos días descubre que intervenir en la realidad tiene consecuencias.
Leibniz y el mejor de los mundos
Gottfried Wilhelm Leibniz, filósofo alemán del siglo XVII, propuso una idea potente: Dios creó el mejor de los mundos posibles. Según él, aunque haya mal en el mundo, este mal forma parte de un equilibrio necesario. Para ilustrarlo: si un león mata a una cebra, parece un mal, pero es necesario para el equilibrio natural: si no hay leones, hay superpoblación de cebras y se rompe el orden. El mal de una parte puede ser parte del bien del todo. Además, Leibniz afirma que un mundo sin dolor ni frustración no permitiría la existencia de muchas virtudes humanas.
Esta idea busca reconciliar la existencia del mal con la existencia de un Dios bondadoso y omnipotente.
Todo Poderoso y Leibniz
Cuando Bruce obtiene el poder, lo primero que hace es concederse a sí mismo sus deseos personales. Pero donde se puede observar el inicio del fin del equilibrio establecido es cuando cumple oraciones en masa. Responde: «sí a todo», concediendo todos los pedidos que las personas le hacen. Esto provoca el caos: la lotería colapsa, la sociedad se desajusta en las calles. Lo que hace feliz a unos perjudican a otros. La armonía del mundo no está en cumplir todos los deseos, sino en mantener un equilibrio que los contenga.
La película ilustra de forma entretenida un punto clave de Leibniz: no podemos ver el todo. Lo que parece malo desde nuestro punto de vista podría tener una función dentro de un sistema más grande y complejo.

La lección de Leibniz a Bruce
Todo Poderoso y Leibniz coinciden en una lección profunda: el verdadero desafío no es tener poder, sino comprender el equilibrio del mundo. Bruce aprende que intervenir sin sabiduría puede romper un orden que, aunque imperfecto, sostiene mucho más de lo que parece. La frustración humana a veces nace de no ver el todo, de no entender que incluso lo que parece malo puede tener un lugar en un equilibrio mayor.
Entonces, ¿y si este mundo, con sus defectos, ya fuera el mejor posible justamente porque mantiene ese delicado equilibrio?